Quiero que me Amen

 

Quiero que me Amen

Escrito por M. A. Angela Méndez

Lo buscamos muchas veces con desesperación, intentamos una y otra vez sin tener éxito.

Y por la vida vamos buscando ese amor cálido, especial, único que nos haga sentir acogidos, aceptados, comprendidos y apoyados. Lo buscamos muchas veces con desesperación, intentamos una y otra vez sin tener éxito. Nos encontramos por temporadas volando en el éxtasis del inicio de una relación, pero después de un tiempo nos estrellamos irreparablemente contra la realidad, sufriendo una vez más y volviéndonos a levantar para volver a probar. Y así luego de varios intentos fallidos llega el momento de los cuestionamientos inevitables ¿Qué estoy haciendo mal? ¿Por qué no encuentro lo que busco? ¿Hay algo mal en mí?

¿Por qué no encuentro lo que busco? ¿Hay algo mal en mí?

Que finalmente llegue ese momento de cuestionamiento es positivo; sin embargo muchas veces las preguntas que realizamos en este son las erróneas, ya que nos causan mucha frustración, confusión y culpa en lugar de invitarnos a un espacio de reflexión profunda que nos ayude en nuestro crecimiento personal. Qué tal si cambiáramos esas preguntas por ¿ese amor que ando buscando afuera lo conozco porque soy capaz de dármelo a mí mismo (a)? ¿Yo soy capaz de aceptarme, comprenderme y apoyarme? ¿Soy capaz de ser paciente, amoroso (a) conmigo mismo (a) y de no juzgarme o criticarme? Seguramente ahora que leen estas preguntas se pueden percatar de la diferencia que existe entre estas y las primeras. Estas segundas nos invitan a analizarnos, a cambiar aquello que no nos habíamos percatado que podíamos mejorar, a darnos eso que andamos buscando para que cuando pase frente a nosotros podamos detectarlo sin dificultad.

¿Soy capaz de ser paciente, amoroso (a) conmigo mismo (a) y de no juzgarme o criticarme?


En base a lo anterior podemos entonces comprender que el punto central de hallarnos en una relación sana, funcional y madura radica en este sencillo principio: no puedo esperar que alguien me ame de esa forma si antes yo no me he amado así. Si no me amo a mí mismo (a) soy incapaz de diferenciar si lo que se me ofrece es real o falso, no sé qué límites debo establecer; por lo que acepto que otros los pisoteen, los traspasen, los ignoren y en ese acto yo termine lastimado (a) y tampoco reconozco cuál es la diferencia entre los errores que la persona con la que estoy puede cometer por ser humano imperfecto y que puedo comprender y aquellos otros que son señales de alerta y que me indican que debo alejarme lo más pronto posible de esa relación.

Así que hoy en esta primera entrada de la secuencia dedicada a este tema los y las insto a que no se den vencidos (as), eso que andan buscando existe, pero para poder encontrarlo primero deben de experimentarlo viniendo de ustedes mismos (as).

Eso que andan buscando existe.

 



Comentarios

Lo más visitado

Y la Vida me Agarró a Patadas