A  SOLAS

Escrito por M.A. Angela Méndez 

Esta es la cuarta y última publicación de la secuencia dedicada al COVID19. He escrito sobre la puesta en marcha de recursos para afrontar la situación, las adaptaciones que se pueden hacer y la libertad que tenemos para decidir actuar de diversas formas. Qué más queda por abordar sobre el tema, que no sea claro está, desde perspectivas económicas, políticas, médicas, etc. pues lo estuve pensando por varios días y podría escribir sobre la ansiedad que las personas están viviendo, el sentimiento de incertidumbre, el temor y muchas otras cosas por las que se están atravesando, pero creo que terminaría quedándome en la superficie de la situación y si, me puse a pensar, escribo sobre la persona con la que muchos no quieren estar encerrados, pero es la única a la que no pueden evitar…ellos mismos.

"La persona con la que muchos no quieren estar encerrados...ellos mismos"

El gran conflicto que muchas personas están afrontando es este precisamente. Todo el correr, las mil actividades que hacer, la fiesta, los amigos, las compras, etc. eran únicamente distractores que les ayudaban a enfocarse en cosas externas y evitar ver hacia adentro. Hacia adentro al desorden, inseguridad, baja autoestima, dependencia, desesperanza, infelicidad, a lo que no les gusta de sí mismos, a los pensamientos, sentimientos, etc. Muchos se encuentran hoy enfrentados a esto y la verdad es que probablemente estén sufriendo grandemente porque ahora no hay forma de evadirse.

A todos aquellos que estén pasando por esto, hoy quiero decirles que es tiempo, que se armen de valor y vean hacia adentro. Que esas cosas que les atemorizan, que no les gustan también son suyas, como el ático o el sótano de una casa al que no quieren entrar porque está oscuro, sucio o lleno de telarañas, pero en donde han ido poniendo de a poco partes de su vida, guardadas en cajas. Este ejercicio de ver hacia adentro es como eso mismo, si no revisan y ven que hay, si no desempolvan y abren las cajas cómo van a recordar qué guardaron allí, cómo van a saber si lo que guardaron les sirve o no, y si no les sirve pues pueden decidir qué hacer con lo que encuentren y si les sirve por qué dejaron de usarlo y lo escondieron.

"Si no desempolvan y abren las cajas cómo van a recordar qué guardaron allí"

Por qué no aprovechar y hacer una limpieza a fondo, soltar esas situaciones y emociones a las que se han estado aferrando y que les dañan. Por qué no mejorar esas cosas que no les hacen tanto bien, pero que son suyas. Por qué no aceptar algunas otras que no les gustan, pero que también son parte de quiénes son; ya que si las aceptan pueden entenderlas y evitar que les terminen haciendo lo que siempre les hacen…meterles zancadilla.

Pero cómo lo hago podrán estarse preguntando, claro en la teoría suena muy fácil podría decirse que hasta utópico, pero en la práctica es otra cosa. En realidad no existe una receta universal, no existe un manual que indique cómo hacerlo, pero sí pequeños pasos que pueden darse y poco a poco avanzar en la tarea, cada quién a su propio ritmo y estilo. El primer paso y el más importante es dejar de evadirse por temor, pasar unos minutos a solas y sin distractores ¿cuántos minutos? Los que sean, no importa, el punto aquí es que conforme se haga este proceso poco a poco cada persona va graduando la cantidad de tiempo que necesita para estar con ella misma. 

Pasar unos minutos a solas y sin distractores ¿Cuántos minutos?

El segundo paso es aceptar lo que se encuentra sin juzgarlo, negarlo, recriminarlo, hacerse sentir culpable, solamente aceptar que allí está. Y el tercer paso es no abrumarse, desesperarse o saturarse. Únicamente se toma una de las cosas, la que se prefiera, y se decide hacer un mínimo cambio, un pasito nada más y así poco a poco se avanza, con paciencia, sin sentirse frustrado. ¿Cuánto tiempo tome? Eso depende de ti, y si tarda mucho tiempo no importa, todo cambio siempre conlleva una gran inversión de tiempo. ¿Y si no quieres hacerlo solo (a)? aquí estoy para ti.

"Aceptar lo que se encuentra sin juzgarlo"