¿Acomodado Yo?

 

¿Acomodado Yo?

Escrito por M.A. Angela Méndez


Durante las dos entradas anteriores hemos hablado del miedo y el llenar vacíos como causas del aferrarse. En esta última entrada destinada a este tema, hablaremos de la tendencia del ser humano a acomodarse, a quedarse en su zona de confort.

Por naturaleza el ser humano no muestra principal agrado por lo desconocido, por lanzarse a lo nuevo; es más, en muchos casos este es uno de los principales temores que se manejan, y lógicamente a lo largo de los años de evolución de la humanidad, este temor seguramente fue un mecanismo protector muy eficaz.  Incluso hoy en día, aun lo sigue siendo, en situaciones, como por ejemplo, en las que evita que me suba a un automóvil con un desconocido, que invierta mi dinero en un proyecto nuevo sin que este tenga algún tipo de respaldo, etc.; sin embargo, el problema radica cuando este es utilizado en demasía, ya que aunque bueno, hasta la bueno en exceso termina siendo malo.


Uno de los principales temores que se manejan es a lo desconocido.

Cuando el temor a lo desconocido termina dominando la vida de las personas sucede que se quedan atascadas, estancadas o acomodadas. Que se aferran a situaciones que ya no representan un reto para su vida o que las hacen sumamente infelices. Como el caso de aquella persona que odia su trabajo, se queja todo el tiempo de lo mismo, pero no busca otro porque como dice el dicho “más vale lo viejo conocido que lo nuevo por conocer” aunque eso viejo conocido la haga extremadamente infeliz. Y lo mismo sucede con otro tipo de situaciones como las relaciones de todo tipo, la carrera que se empezó a estudiar en la universidad, el lugar en el que se vive, etc.


“Más vale lo viejo conocido que lo nuevo por conocer”

El problema principal de aquel que tiene temor a lo desconocido es que anda por la vida buscando certezas absolutas, que le garanticen que todo va a estar bien antes de decidirse a soltar, pero esto no existe en realidad, la vida no está hecha de certezas, más bien de incertidumbres y por ese motivo termina “quedándose acomodado” aunque como ya lo comprendieron, acomodado no es satisfecho y feliz, más bien en este caso significa resignado.

Tampoco estamos incentivando el otro extremo en el que me lanzo sin paracaídas puesto, no estamos hablando aquí de tomar decisiones impulsivas y desinformadas. El punto intermedio es el que se busca, aquel en el que con información suficiente, un proceso de análisis adecuado sobre la situación, mis recursos, habilidades y mi sentir me armo de valor y tomo la decisión, aun cuando no tenga una certeza absoluta y sienta miedo. Si logro  este equilibrio, en la mayoría de ocasiones tendré éxito en lo que decida y algunas otras veces, como todos, fracasaré, pero será un fracaso que me deje aprendizajes significativos y sobre todo que eliminará de mi vida un… ¿y si hubiera?


Sobre todo que eliminará de mi vida un… ¿y si hubiera?

 

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