Y la Vida me Agarró a Patadas

Y la Vida me Agarró a Patadas

Escrito por M.A. Angela Méndez

La semana pasado no escribí en el blog, me estuve esforzando por días para encontrar palabras de aliento y positivas sin ningún resultado. ¿Qué fue lo que sucedió? Se los pondré de esta forma: la vida me zarandeó, me tiró al piso y no siendo suficiente con eso todavía estando tirada, me agarró a patadas. Así que de allí la dificultad para gritar palabras de optimismo desde donde estaba tirada en el suelo. Hoy estoy de pie nuevamente y podría escribir sobre muchos temas, pero me puse a pensar que tal vez el que compartiera esta experiencia podría servir a otros para que cuando les suceda, tengan algunos recursos para enfrentar la situación. También para que vean que nosotros los psicólogos somos humanos y sufrimos al igual que todos.

De allí la dificultad para gritar palabras de optimismo desde donde estaba tirada en el suelo


Cuando me suceden situaciones como esta, porque a todos nos suceden y suelen ocurrirnos en diversos momentos de vida, he encontrado que hacer ciertas cosas me ayudan a levantarme y continuar. La primera de estas es a no tomar una postura de víctima o darme por vencida, al contrario heme allí el último día de una secuencia de eventos desafortunados, que en buen chapín sería como decir solo falta que la orine un perro, diciendo en voz alta a la vida “a ver qué más, aquí estoy esperando el siguiente golpe y no me voy a dejar”. Con ese primer paso me levanté de tirada a hincada.

En segundo lugar, doy espacio a las emociones que siento entendiendo por qué me estoy sintiendo así y dejando que fluyan sin que lo abarquen todo; quiere decir que con tristeza, enojo o decepción sigo avanzando en la mayoría de cosas, aunque debo de optimizar energía porque me desgasta la parte emocional, así que tomo todas las prioridades y en esas utilizo la energía que tengo. Luego de darme este espacio continúo con el tercer paso que es rescatar un aprendizaje de las situaciones y con ese aprendizaje decidir qué acciones tomaré, qué cambiaré, qué respuesta le daré a la vida. Con estos dos pasos ya casi estoy parada nuevamente.

Qué respuesta le daré a la vida

Finalmente, me convenzo a mí misma de soltar las emociones negativas, de no aferrarme a ellas porque me dañan, porque me desgastan y no puedo con su peso continuar mi camino. Este paso final es el más difícil y para lograrlo necesito silencio, mucho tiempo para estar conmigo misma, para hacer cosas que me conectan conmigo como estar en la naturaleza, ver el cielo, escuchar música tranquila, meditar, etc. Todas esas actividades ayudan a que recuerde quién soy sin esas emociones negativas, cómo me siento cuando estoy tranquila y equilibrada. Y cuando logro soltarlas ya estoy de pie y lista para continuar.


Y cuando logro soltarlas ya estoy de pie y lista para continuar

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