Adiós a las Fachadas
Adiós a las Fachadas
Escrito por M.A. Angela Méndez
Toda esta secuencia de
entradas en el blog ha estado dedicada a SER sin miedo, así que lógicamente no
podía dejar de tocar el tema en específico de las fachadas que solemos utilizar
para esconder aquello que en realidad somos; fachadas que terminamos formando
generalmente por temor a mostrarnos o porque creemos que no somos suficiente.
Vale también la pena aquí hacer una clara distinción entre un rol y una
fachada. Un rol es una función que desempeño en determinado entorno; sin
embargo a través de él siempre dejo ver la persona que soy, es decir por
ejemplo, si desempeño el rol de madre aun en esta función dejo ver que soy una
persona bromista al igual que mis compañeros de trabajo pueden verlo cuando
desempeño mi rol como secretaria. Sin embargo, una fachada es una postura
rígida en la que todo el tiempo me esfuerzo por esconder ciertas
características mías y por lo tanto la fachada me limita y no permite que las
personas me conozcan en realidad.
![]() |
Una fachada es una postura rígida en la que me esfuerzo por esconder ciertas características mías... |
Existen diversidad de fachadas. Una de las más comunes es la de fuerte, resulta que con esta fachada quiero ser fuerte para los otros, para que sientan que pueden apoyarse en mí o lo opuesto para que parezca que lo que hacen o lo que dicen no me lastima cuando en realidad es lo contrario; así que voy por la vida pareciendo fuerte, lo cual limita que exprese mis emociones, que muestre empatía, que acepte que me equivoco, que tengo miedo o que muchas veces necesito ayuda. Al igual que esta hay muchas otras fachadas; la de inteligente que esconde el que muchas veces dudo de mis capacidades, la de bueno (a) que esconde que a veces, pues así como a todos nos pasa, no soy perfecto y albergo resentimientos, enojos, envidias, etc. pero siento vergüenza de sentir estas cosas; la de cómico (a), y pareciera que todo el tiempo estoy feliz cuando en realidad es imposible que sea así, pero no comparto que paso por momentos difíciles porque he quedado atrapado (a) en la fachada de eternamente feliz y encima de todo se espera que sea la persona que hace a todos reír.
![]() |
"Una de las fachadas más comunes es la de ser fuerte" |
También existen las fachadas
opuestas, por ejemplo entre los hombres la de ser mujeriego, cuando en realidad
tal vez lo que se desea es lograr conectar con alguien a profundidad y no se
logra por temor al rechazo o al compromiso. Otra fachada es la de perezoso (a)
y resulta que no es cierto, pero tengo tanto miedo a fracasar que mejor no lo
intento o lo hago a medias para excusarme en que no le puse empeño y no
enfrentarme con la posibilidad que aun habiéndome esforzado no lo he lograrlo.
En fin fachadas hay infinidad como individuos existen.
¿Qué me mueve a formar fachadas? Una fachada nunca se forma para dañarme, su propósito inicial es ayudarme a sobrellevar alguna situación que me lastima y surge como un recurso con este fin. En un principio, aparece por momentos como una actitud, pero el problema radica en que con el tiempo lo que nació como un mecanismo de protección se convierte en algo tan rígido que ya no puedo soltarlo, deja de aparecer por momentos para quedarse conmigo todo el tiempo, ya no recuerdo quién soy sin esta fachada y solamente me siento seguro (a) al utilizarla. Así que entonces para lograr soltarla, un primer paso sería entender para qué me sirvió cuando la creé, luego encontrar otros recursos más sanos para enfrentar las situaciones que me llevaron a formar la fachada y sobre todo recordarme de quién soy en realidad; podríamos decir al desnudo, sin la fachada detrás de la cual me he escondido por tanto tiempo.
![]() |
"Encontrar otros recursos más sanos para enfrentar las situaciones que me llevaron a formarla..." |
Comentarios
Publicar un comentario